Sed de lectura, uno de los logros hermosos de la Revolución

Sin los grandes volúmenes de textos de hace una década o la diversidad de títulos que otrora distinguieron a la Feria del Libro en Cuba, el mayor evento de las letras impresas en la Isla confirma que su existencia es hoy necesaria, aún en medio de las más difíciles circunstancias económicas, pues es, ante todo, confluencia de saberes y cultura.

«Yo creo que una de las cosas más hermosas que hizo la Revolución fue la sed de lectura, no como el hecho de pasar los ojos por las letras, sino la capacidad para entender el mundo», dijo Ariel Dacal Díaz, del Centro Memorial Martin Luther King y uno de los asistentes al capítulo espirituano de la cita que acontece del 13 al 17 de marzo en instituciones y otros sitios.

Insistió en la importancia que tiene persistir en estos encuentros cuando muchos apuestan por cerrar espacios, sobre todo, porque todavía quedan personas que vienen a leer un texto, a escuchar a los escritores, a compartir en las actividades artísticas.

Y el otro tema interesante, acotó el educador popular e investigador, es el de los precios accesibles que mantienen muchos títulos; si algo nunca debe ser mercancía es el libro, la cultura, el saber, puntualizó.

Para Juan Eduardo Barnal Echemendía, intelectual y promotor de esta región al que se le dedica esta edición de la feria en Sancti Spíritus, se trata de un acto inevitablemente tradicional en el pensamiento y la vida del cubano; con sacrificios, sin las condiciones de hace varios años, pero está y sigue siendo un suceso de pueblo.

A Gertrudis Ortiz Carrero, Tula, la atan lazos especiales a la provincia de Sancti Spíritus; oriunda del poblado de Mayajigua, en el norte del territorio, esta autora y narradora oral lleva dos décadas vinculadas a este suceso de la cultura toda.

Sin embargo, aún hoy, le sigue cautivando la manera en la que fuera de los predios de la capital del país, los diferentes territorios logran organizar muy bien el cúmulo de actividades que acontece durante los días de feria y cómo todo funciona, en medio de las situaciones más complejas.

Invitada por el comité organizador del evento en esta región central para presentar, desde la oralidad, un texto esencial en el imaginario popular como Gente que la calle conoció, de Juan Eduardo Bernal Echemendía, Tula reconoció la capacidad para proponer, al mismo tiempo, actividades artísticas, de investigación, literarias.

Con sus libros debajo del brazo u hojeándolos en pleno bulevar de la villa del Yayabo, con sus hijos o nietos disfrutando las más diversas iniciativas, varios lugareños coincidieron en la oportunidad que brinda este espacio para adquirir textos dedicados a los niños.

Si bien es cierto que las cifras son inferiores a las de ediciones anteriores, hay materiales didácticos muy interesantes para los alumnos de primaria, pero, además, está La Edad de Oro, un título del que ningún cubano puede desligarse jamás por sus enseñanzas, manifestó Yoanna Rodríguez, mientras compartía con otros lectores en una de las carpas ubicadas en el parque Serafín Sánchez Valdivia.

Unos 120 títulos y 34 mil 150 ejemplares están a disposición del público hasta este domingo; en tanto, para el cierre de la cita se prevé un espectáculo para los pequeños de casa con proyectos del territorio.

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