Presentan Campesinos al vaivén de la carreta de Ediciones Extramuros en el Sábado del Libro

Este fue un sábado del libro diferente pues se apoderó de la Feria del Libro de La Habana y llegó hasta el Pabellón Cuba para presentar el texto Campesinos al vaivén de la carreta, del escritor, investigador y periodista Juan Pérez Díaz, quien compartió con el público durante la presentación.

Se encontraban también en el espacio Tomasa González Pérez, poeta, compositora y directora de la editorial Extramuros, además del investigador Ramón Bermúdez, quienes estuvieron acompañados por Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro; Nancy Hernández Contreras, su vicepresidenta y Dulce Domínguez, directora del Centro Provincial del Libro de La Habana.

«Este libro nos hace vivir esas anécdotas de los campesinos. Juan ha podido plasmar en este cuaderno las vivencias de los campesinos en el occidente desde el arte de narrar las historias y sus personajes desde el periodismo. El tiempo de la historia no es el tiempo del hombre», reflexionó el investigador Ramón Bermúdez.

En este sentido comentó también que el volumen posee mucha importancia pues  el campesinado de antes de 1959 había sido visto desde la historiografía mucho más desde el oriente y el centro del país, que desde la región occidental.

Campesinos al vaivén de la carreta se acerca al mundo del campesinado con un valor inigualable, que nos muestra las formas de explotación que existían antes de 1959 mediante crónicas periodísticas que relatan vida, muerte, sacrificio, dolor, alegrías, tristezas, arte.

Asimismo este libro pretende contar sobre la salud de los campesinos, las estampas de los campos cubanos, sobre las escuelas rurales, la décima campesina y el punto cubano, entre otras realidades de antes y durante los primeros años de la Revolución.

Campesinos al vaivén de la carreta es una literatura alternativa para comprender cómo era el campesinado en La Habana. En palabras del autor, Juan Pérez Díaz resaltadas en el texto siempre se sintió guajiro y aunque nunca pudo montar a caballo como uno, sintió como propia la vida del hombre de campo en la capital y  fundamentalmente en los primeros años de la Revolución. «Resulta un deber histórico que los jóvenes cubanos de hoy conozcan las estampas campesinas cubanas de antaño, para ser más comprensivos y eficaces ante su realidad actual», concluyó.


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