El telón se abre y aparece el bardo tocando música celta, los niños sonríen, todos atentos. La sala Nicolás Guillén, a media luz, está expectante. La Editorial Gente Nueva presenta los premiados del concurso anual La Edad de Oro para escritores e investigadores de la literatura infantil y juvenil en la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana.
El concurso, realizado desde 1972, ha dado a conocer a notables escritores de literatura infantil, cuyos argumentos han ido desde la divulgación científico técnica, la historia hasta el cuento y la novela.
Tras la intervención del grupo Edas, con una canción popular medieval del siglo XIII, David Martínez Barza, miembro del jurado, presentó los premios de narrativa, seleccionados entre 45 obras concursantes: 21 en la modalidad de cuento y 23 en novela.
«La primera mención la obtuvo Un libro de Veras, del autor Frank Alejandro Velázquez Saldívar. El jurado la calificó como una propuesta novedosa de narrativa, su lenguaje indudablemente poético, acorde con el nivel infantil. El amor filial que transmite con una ternura innegable, visto en la manera que el autor enlaza sus recuerdos y describe la relación con su hija», argumentó Martínez Barza.
«El libro de Mattias, del escritor Ernesto Pérez Castillo, ganó el premio de Narrativa en literatura infantil. Una obra original y fresca donde se cuentan sucesos de la vida del niño», destacó.
En la categoría de Literatura juvenil, la mención fue para el libro Entre máscaras, de María Cristina Martínez Herrera, que es definida como una novela de aventuras atemporales, del tipo fantástica, con una manera de contar muy cercana al lenguaje juvenil.
Gambito de Sueños, de Randoll Machado, conquistó el Premio de Poesía. El escritor porta varios reconocimientos en su haber, entre ellos el Premio Dador 2013 y el Premio Calendario 2014.
La escritora Malena Salazar Macia conquistó el Gran Premio de literatura juvenil, con su novela El camino de los peces, una obra que entrelaza la fantasía clásica con el folclore y las tradiciones cubanas.
Los ganadores se saludan y sonríen, se apaga la luz, regresa el bardo y su séquito. Con los aplausos finales se abre una nueva oportunidad para los que aspiran a estos premios. La suerte está echada y quedamos a la expectativa hasta la FILH 2026.