Nostalgias y utopías de un autor en la literatura infantil
13 marzo, 2025 por
Alden Herández Díaz
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La nostalgia y la evocación integran como un leitmotiv la obra del escritor avileño Yoel Lozada; recuerdos de lugares entrañables, personas con sus situaciones y vivencias, desde una fuerte base de realidad y cercanía al autor, llenan las páginas de sus obras.
   Esta 33 edición de la Feria del Libro en Ciego de Ávila le deja al escritor una felicidad por partida doble con la publicación por el sello editorial del territorio de dos de sus libros: Alas verdes y Los sueños de Angelina, ambos dedicados al público infantil y juvenil.
   Limitaciones de recursos desde años anteriores, a partir del deterioro de la situación económica y financiera del país, imposibilitaron que hasta la fecha que este par de «hijos», como también les llama Lozada a sus creaciones literarias, vieran la luz.  
   Un cariño especial profesa el escritor por el título Los sueños de Angelina, que aborda las añoranzas de una maestra del poblado costero norteño de Punta Alegre, en el municipio de Chambas, por ver a su terruño como un floreciente enclave económico, industrial y cultural, que sea la envidia de las grandes urbes cosmopolitas del planeta. 

   «Mi inspiración para este texto parte de mi maestra Zulima, quien me impartió clases hasta el sexto grado en ese pueblito donde tuve mi infancia, primeros pasos y alegrías. Un pueblo del que he escrito tantas cosas que me hacen muy feliz».
   «Angelina tiene un deseo enorme de que ese pueblo sea el más bello del mundo. Ella quería que sus mejores hijos, que salían a estudiar diversas profesiones, no se fueran de su localidad natal a buscar la felicidad en otra parte.
   «Tanto luchó por aquello, que se veía como la reina de ese centro urbano enorme, con hoteles en el mar, las lomas alumbradas, autosustentable en muchos sentidos, que vinieran personas de todas partes del mundo a ver las maravillas de Punta Alegre.
   «Ese era el sueño de Angelina y tanto luchó, y envejeció, que el Alzheimer la hizo creer que al caminar por el pueblo iba caminando por sendas de plata y de oro hacia el infinito.
   Un sentimiento que guía todo el libro es la nostalgia, de glorias pasadas o utopías. Otro elemento que se refleja es el arraigo, muestra de ello es la frase con la que comienza el primer capítulo: «Un día salimos de mi pueblo, pero mi pueblo nunca salió de nosotros».
   Alas verdes recurre más a lo terrenal, aunque sin dejar de ser ficciones, de historias de niños vecinos de Yoel Lozada o incluso de sus hijos.
   El título, según el autor, refiere poéticamente a los niños como pajarillos en un nido, que empiezan a volar cuando ya tienen sus alas. «Mientras que sean verdes, los padres los podemos manejar mejor, ellos están cohibidos de muchas cosas y uno los aferra mucho.
   «Hay historias que son muy bellas, otras muy tristes, porque los niños crecen y viven situaciones dentro de sus familias, en la cotidianeidad. Aquí también hay cosas de mis hijos, de niños que pasaron por cosas muy difíciles, otras que son muy alegres y algunos de esos protagonistas ya no están, desgraciadamente, pero los tengo como si fueran parte de mi vida», refirió.
  A sus 57 años, Lozada entremezcla sus dos pasiones, la medicina y la literatura. Ya no concibe sus días sin escribir para niños y a la vez curar a los ancianos, en reflejar en sus textos todo lo que le rodea, tratando que el mundo sea mejor cada día.


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