En el cumpleaños de la poetisa y ensyista cubana Lina de Feria, considerada una de las voces de la poética femenina actual con mayor relieve, Premio Nacional de Literatura 2019 y a quien estuvo dedicada la XXV Feria Internacional del Libro de La Habana en 2016, compartimos esta entrevista que le realizara hace algunos años Astrid Barnet.
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Posee una obra que ya cristaliza para todos los tiempos por su alto grado de subjetividad y, a la vez, de profusa honestidad. Para la crítica especializada Lina de Feria está considerada como «una de las creadoras poéticas —en término genérico— de mayor talento de la Cultura nacional en el ámbito literario después de 1959». Ciertamente, además de ser una de las escritoras que con más sinceridad ha abordado temas marcadamente humanos, y quien a través de la poesía (en especial), valora fuerza creativa y espiritualidad. Es incansable en la producción de su obra y ello lo amerita —en mi consideración personal—, su amor desde pequeña a la impronta de nuestro Héroe Nacional José Martí, y su perseverancia a destacar lo mejor del ser humano en su escritura.
Sus inicios como escritora, ¿dónde, cuándo y cómo surgen?
Nací y residí una buena parte de mi vida en la provincia oriental de Santiago de Cuba, donde mis padres eran maestros pedagogos y dueños del colegio academia Cultura —que ocupaba una buena parte de las once habitaciones que conformaban la residencia donde vivíamos—, hasta 1959 en que triunfa la Revolución cubana, y son intervenidas por el nuevo estado las instalaciones educacionales privadas. Mi padre, además de maestro, era periodista del diario El Tiempo de esa provincia.
Me formé así en un ambiente, muy familiar y muy querido; donde se leía muchísimo y donde la preocupación esencial de mis padres —reconocidos martianos—, hacia sus hijas se fundamentaba no sólo en su educación, sino también en su instrucción. En nuestro hogar, las obras de José Martí eran lectura esencial, al igual que otras de índole histórica y literaria. Entre ellas puedo enumerar desde enciclopedias y títulos diversos de la Historia y Literatura universales relacionados con Grecia y Roma, hasta diversos periódicos y revistas cubanos y extranjeros. De los primeros recuerdo cómo se hallaban distribuidos en muchos rincones de la casa y en diversos anaqueles, diarios como El Mundo, El Diario de la Marina, Hoy y revistas como Bohemia, Carteles… Así, y en un ambiente cultural muy sólido y disciplinado fuimos educadas mi hermana y yo. Ella estudió piano y yo elegí los estudios de ballet clásico y de violín.
Sin embargo nunca olvidaré que, apenas con doce años de edad, me intereso por un libro relacionado con la vida del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer. Y es a partir de aquella lectura y de la huella tan profunda que dejó en mí, que decidí entonces escribir y encaminar mi vida al estudio de la literatura.
La poesía para usted: ¿Reflejo de su personalidad? ¿Forma de disfrutar el arte de la creación, de lo espiritual, de lo humano?
La poesía es una necesidad para mí, al igual que (como usted bien decía), una forma de disfrutar el arte de la creación. Le confieso que, usualmente y no obstante las recriminaciones en ocasiones de mi hermana, me levanto a las tres de la mañana a escribir temas diversos relacionados con poesía, ensayo o alguna que otra crítica sobre artes plásticas en general.
Poesía/ Ensayística/ Periodismo actual. Su valoración crítica
Debo confesar que me considero en lo esencial una poeta, pues mi vida ha estado más enmarcada en la producción de poemarios que en el ejercicio de cualquier otro género. Empecé con el teatro con apenas catorce años de edad, cuando obtuve el Premio del Teatro fundacional. Sin embargo, sentía que el escribir poesía me vinculaba mucho más al mundo de la creación.
Realicé una amplísima labor periodística durante muchos años. Recuerdo la inicié con la escritura de reseñas y crónicas sobre libros infantiles; luego dirigí durante cuatro años el semanario El Caimán Barbudo —donde considero realicé un periodismo espléndido—, en época de censura que siempre logré soslayar y elaborar tópicos relacionados con el mundo cultural.
Actualmente considero muy profundo el desarrollo en esas tres vertientes, y esto lo corroboramos años tras año con la nutrida participación que existe en prestigiosos concursos como son, entre otros, Alejo Carpentier, Julián del Casal, David… Todo ello evidencia el nivel cultural y el grado de interés por la cultura que existe en nuestro pueblo y, en especial, entre nuestros jóvenes. A partir de esos certámenes siempre surgen nuevas plumas para orgullo de la cultura nacional, y gracias también a la nueva política cultural implementada desde hace algún tiempo, en específico, durante el ministerio de Abel Prieto Jiménez —actual presidente de Casa de las Américas—.
Arte, literatura y periodismo, ¿se concatenan en su vida?
Siempre han estado concatenadas en mi vida. Ante todo soy del criterio que el sentido de la crítica no puede ser exclusivamente académico, sino también creativo. Cuando escribo una crítica referida a una obra o autor siempre busco la forma de hacer prosa a la manera martiana.
Nuestro José Martí, ¿presente en algunas de sus obras e investigaciones ensayísticas?
Tengo un escrito martiano, que considero muy importante, elaborado para una Feria del Libro en la provincia de Camagüey. Para mí Martí es una fuente perenne de enseñanzas. Generalmente ubico a partir de la impronta martiana mi impresionismo cultural del ensayo, de la crónica, de la reseña…Trato que se parezca a la dimensión de su escritura, aunque a veces me resulte imposible porque él fue único, genial. Es por ello que no me preocupan mucho las notas al pie de la página o de cualquier escrito…Siguiendo la impronta martiana, trato y trataré siempre cuando escribo, de hallar la esencia de lo que realmente considero que vale.
Su mayor aspiración profesional, ¿se ha cumplido?
Completamente.
Finalmente…
…entre mis libros, no tengo ninguno de mi preferencia. Cuando se escribe con tanto amor y con tanta necesidad espiritual como siempre he acostumbrado —excluyendo dinero o cuestiones de cualquier otra índole—, pienso en mi país y en las posibilidades que me ha brindado (sin marginación alguna), para crear una obra literaria reconocida no sólo dentro de él sino también en el extranjero. Y en esto enfatizo mi inmenso orgullo de ser una escritora cubana para quien el alimento de su vida, el que la sostiene, es el de nunca dejar de escribir, y el de haber contribuido a que mi Isla sea cada vez más hermosa.
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- Tomado de Cubaliteraria