Leer es la base para construir sociedades más justas
18 febrero, 2025 por
Lia Rodríguez Reina
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El lll Encuentro de Políticas Públicas a favor de la lectura es realidad una vez más, gracias a los espacios que brinda la 33 Feria Internacional del libro de La Habana y su Salón Profesional.


Como de costumbre, Enrique Pérez Díaz, director del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura (OCLL), estuvo a cargo de las palabras inaugurales y dio paso a la conferencia sobre el impacto de las políticas de lectura en la región y los desafíos actuales en materia de inclusión y equidad, impartida por Jeimy Hernández Toscano, directora técnica de Lectura, Escritura y Bibliotecas del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC). 

 

Durante su intervención, Hernández Toscano resaltó la crisis silenciosa que afecta a la infancia en América Latina en términos de acceso a la lectura y la educación. “No estamos hablando de un problema ajeno, sino de una realidad que impacta directamente en nuestras familias y comunidades”, afirmó. Explicó que la falta de bibliotecas escolares y espacios adecuados para la lectura influye en los altos índices de deserción escolar en muchos países de la región.

  

Uno de los puntos centrales de su ponencia fue la necesidad de considerar la lectura como un derecho fundamental y no solo como un medio educativo o cultural. “Cuando una persona no tiene acceso a la lectura, depende de otros para obtener información esencial, lo que limita su capacidad de ejercer plenamente sus derechos”, señaló. 

 

Asimismo, destacó la importancia de políticas públicas efectivas que garanticen el acceso al libro y la lectura desde la primera infancia hasta la adultez. “No se trata solo de distribuir libros, sino de asegurar que existan condiciones adecuadas para que todas las personas puedan formarse y desarrollar su potencial”, subrayó. 

 

En muchas comunidades rurales y marginadas, incluso cuando hay libros disponibles, los niños no tienen los recursos ni las condiciones para aprovecharlos. “No basta con entregar materiales si no se crean entornos que faciliten su uso. Una familia campesina que solo tiene un libro en su hogar, no tiene las mismas oportunidades que una que cuenta con una biblioteca cercana y acceso a internet”, explicó. 

 

Uno de los problemas más graves que identificó en este sentido es que el acceso desigual a la información también profundiza otras brechas sociales. Enfatizó que cuando una persona no sabe leer o no tiene acceso a información confiable, su capacidad para ejercer derechos ciudadanos se ve gravemente limitada. “Cuando alguien depende de otros para leer una receta médica, entender una ley o acceder a servicios públicos, estamos hablando de una vulneración de derechos”, sentenció.  


En su discurso, Hernández Toscano hizo un llamado a fortalecer la formación de bibliotecarios y mediadores de lectura, no solo en la gestión de bibliotecas, sino en su papel como agentes de transformación social. Para ella, “las bibliotecas deben ser espacios de acogida y acompañamiento, donde una persona en situación de vulnerabilidad pueda encontrar apoyo, orientación y oportunidades de cambio”. Dijo que los bibliotecarios no deben limitarse a su trabajo de escritorio o con los archivos y libros, sino que deben ser personas competentes y sobre todo, sensibles a las problemáticas sociales para que estas no le sean indiferentes.

Otro eje de la conferencia fue el análisis de las políticas públicas en torno a la lectura en Iberoamérica. Sobre esto aseguró que, aunque en las últimas décadas muchos países han diseñado planes nacionales de lectura, la falta de continuidad, inversión y actualización de estas estrategias sigue siendo un problema. 


A manera de ejemplo mencionó casos en los que bibliotecas escolares han sido abastecidas con libros, pero luego han cerrado por falta de personal o presupuesto. “No podemos pensar en la lectura como una acción aislada. Debe haber un compromiso sostenido de los gobiernos, con financiamiento adecuado y estrategias a largo plazo, que respondan a la realidad de cada comunidad”, argumentó. 

 

Finalmente, insistió en que los esfuerzos deben partir del reconocimiento de la lectura como un derecho humano y no solo como un medio de entretenimiento o formación académica. “Leer no es un lujo ni un privilegio. Es la base para la construcción de sociedades más justas e inclusivas”, concluyó.  


La conferencia cerró con una reflexión sobre la necesidad de una acción conjunta entre gobiernos, instituciones educativas, bibliotecas y sociedad civil para garantizar que todos los ciudadanos, sin importar su origen o condición, tengan acceso a la lectura y a la información.  

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