La Editorial Oriente presentó este viernes 21 de febrero, en la sala José Lezama Lima, las reediciones de dos libros de poesía, La rosa en su jaula, de Luis Yuseff y A la sombra de los muchachos en flor, de Nelson Simón, como parte de las actividades de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana.
Luis Yuseff es un poeta y narrador holguinero y editor principal de Ediciones La Luz. La rosa en su jaula es un volumen que en el año 2009 recibió el premio José Manuel Poveda de Poesía, que otorga la propia editorial. El sello oriental entrega esta vez una reedición del poemario de Yuseff y regala un audiolibro con las modulaciones de la voz del autor.
Para el escritor y periodista Erian Peña, este es un libro escrito desde el dolor, pero a su vez, es la comprobación de que desde el desgarramiento puede brotar belleza. «Es un volumen despiadado y brillante, pero despiadado en el sentido del golpe y la rajadura, como formas del poema que teme una jaula para cada canto», añadió.
«Yuseff, en sus modos de nombrar, puntuar, cortar, sangrar o hilvanar, especula con entresijos, filigranas, hilachas de otros que ha unido con fibras a su mirada y que corporiza en versos. El poeta ha bebido de todas las aguas, en su infatigable búsqueda de la belleza», dijo Erian Peña, presentador del poemario.
A la sombra de los muchachos en flor, del poeta y escritor pinareño Nelson Simón, fue el otro libro que la Editorial Oriente reeditó en esta ocasión. El texto fue Premio UNEAC de Poesía Julián del Casal y Premio de la Crítica. Ahora llega como entrega digital, luego de ser publicado en múltiples ocasiones.
«Es un excelente libro de poesía, que contiene en sus versos un espíritu romántico del siglo XIX. En A la sombra de los muchachos en flor, el poeta busca su plenitud, a partir de una escritura de incansable pero serena búsqueda, con la seguridad de que da la autenticidad y la transparencia en las palabra», dijo Basilia Papastamatíu, al presentar el volumen.
Nelson Simón cree que la mayor muestra que él puede tener acerca de la vida de sus poemas, es el hecho de manchar sus manos con el amarillo rasposo de un libro de más de 20 años, pero sentir que cada verso es transparente y que llega al lector desconocido, como un nuevo arcoíris después de un atormentado chubasco.