El historiador de la ciudad de Guantánamo, máster José Sánchez Guerra, es enfático cuando plantea que uno de los acontecimientos culturales más importantes de la década del 80 del siglo XIX, fue la llegada de la revista La Edad de Oro a esta ciudad.
A los 135 años de ese hecho relevante de la historia local y nacional se dedica también la 32 Feria Internacional del Libro en la Villa del Guaso, tema del conversatorio que realizaran este viernes el además miembro de la Academia de la Historia, y la doctora Noralis Palomo, presidenta de la sociedad cultural José Martí, en la sede de esa organización.
Sánchez Guerra rememoró que en 1889, cuando Martí publicó en Nueva York la revista, escribió al joven Amador Esteban, santiaguero radicado en Guantánamo, al cual conoció en la propia ciudad neoyorquina, y le propuso que lo representara en una tarea del alma: la circulación y comercialización de La Edad de Oro.
Amador se dirigió al también periodista guantanamero Pedro Manuel Bestar, agente publicista de dos diarios habaneros y este fue el hombre que realizó esa importante función, explicó el reconocido investigador.
Esos paquetes de La Edad de Oro llegaron al Ateneo Cultural Centro La Luz (actual calle Calixto García esquina a Emilio Giró), el más importante de la ciudad, puesto que defendía lo mejor de la cultura cubana del siglo XIX, donde por primera vez los guantanameros bailaron danzón, además de constituir un sitio de conspiración revolucionaria, que dirigía Pedro Agustín Pérez, Periquito.
Se refirió Sánchez Guerra a que Pedro Manuel cumplió eficientemente esa labor y compromiso asumido con Amador y con el propio Martí, a quien había conocido también en Nueva York y que, incluso, en 1890 integró el comité revolucionario de Guantánamo liderado por Periquito.
Los jóvenes y niños guantanameros fueron de los primeros en Cuba que leyeron la famosa obra martiana, dedicada a la juventud de nuestra América, enfatizó Sánchez Guerra y añadió que esta ciudad no solo fue centro de su distribución local, también de su divulgación en todo el oriente cubano y más allá, hasta el Camagüey.
Un libro escrito hace 135 años mantiene total vigencia, parece redactado ahora mismo para la feria del libro por su autor, cuya obra y legado tampoco declinan, mantienen toda su frescura, consideró la doctora Noralis Palomo.
Opinó que La Edad de Oro tiene una trascendencia mayor que en su momento, por su contenido, por la esencia de los mensajes, la sensibilidad que encierra, puesto que el propósito de José Martí era que los niños de América y dentro de ellos, los de Cuba, conocieran el contenido de esa obra, esa gama de cuentos, de personajes, de anécdotas, de conocimientos universales de variados temas, encaminados a la formación en valores.
Ahí veo el valor de este texto —subrayó Noralis— y por tanto no caduca, está escrito para cualquier niño, cualquier generación, cualquier tiempo más allá de las fronteras y si hubiese una vida ultra terrenal, también para ella, por su contenido de un mundo de justicia social, de hombres y mujeres de bien.
Yo acuño siempre que es una joya de la literatura universal y particularmente Guantánamo le da un valor agregado a la obra, una relación que tenemos que seguir exaltando en la medida que lo merece.