En 1492 los nativos descubrieron que eran indios, / descubrieron que vivían en América, / descubrieron que estaban desnudos, / descubrieron que existía el pecado, / descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y el vestido / y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja./
El periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano alertaba en estos versos titulados "El descubrimiento", lo que años después ha venido a esclarecer el libro La mujer indígena y la colonización de la erótica en América Latina, pues se trata de una etapa de la historia donde primó la barbarie por encima de la civilización.
Con este texto de la venezolana Carmen Bohórquez, presentado por su propia autora en la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, de la mano de la Editorial Nuevo Milenio, se ofrecen claves de cómo la conquista y colonización española de los pueblos originarios no fue ese feliz encuentro entre culturas.
Desde las lecturas europeas, pareciera que en América hay que dar gracias a España por tener una cultura, un credo y un lenguaje, pero muchos desconocen que antes de la llegada de los llamados conquistadores existían también otras lenguas, otras maneras de comportarse y otros dioses a los cuales adorar.
De acuerdo con Bohórquez, como antesala de la colonización forzosa del continente, muchos pueblos originarios ya dominaban conocimientos científicos que los grandes imperios europeos aún no tenían, como el valor de número cero en la cultura maya, por solo citar un ejemplo.
Los que vinieron a saquear estas tierras y a ‘descubrirlas’, más bien se llevaron un golpe de ignorancia, pues habían lenguas y elementos que dan cuenta de riquísimas culturas propias de las regiones donde se asentaron y se desarrollaron.
Ante ese acervo las opciones fueron aniquilar poblaciones, el despojo y el desarraigo, los asesinatos, la violencia, la explotación y el sometimiento.
El libro La mujer indígena y la colonización de la erótica en América Latina coloca la mirada en la perspectiva de género, para dialogar sobre prácticas antiquísimas como la discriminación, el machismo y los fundamentalismos religiosos desde la etapa de la colonización en el continente.
Se impuso el cristianismo europeo ante otras creencias mucho más avanzadas que ubicaban a las mujeres en su justo lugar dentro de la vida en sociedad que se construía, anotó la autora.
La escritora narró cómo las prohibiciones afectaron la vida de la población femenina de entonces, obligadas al confinamiento y a cubrir todas las partes de sus cuerpos para ser consideradas castas y puras como establecía la Iglesia Católica.
Con el volumen de Nuevo Milenio se esclarece también la importancia del estudio de este fenómeno histórico, pues si bien los enfoques eurocentristas prefieren generalizar en su denominación a los territorios colonizados como indígenas, la nomenclatura va más allá de ese término.
La pieza literaria destierra la visión romántica del mestizaje americano, como si no se tratara de un forcejeo abrupto en que los de Viejo Mundo intentaron apropiarse de lo que para ellos era nuevo.
En esta historia marcada por la colonización española y portuguesa de América, la mujer fue la figura más sufrida y violentada, por su origen y por su condición biológica de ser propiamente femenina, considerada solo como un objeto sexual y como una mera preservadora de la especie, aseveró Bohórquez.
La sangrienta historia del coloniaje en el Nuevo Mundo llegó hasta las fibras de los pueblos originarios, lo cual se reflejó en las relaciones humanas y eróticas de los habitantes a quienes sus vidas les fueron robadas, con algunos prejuicios que hasta hoy se manifiestan.