“Hoy nos reunimos para celebrar un hito en la lectura de nuestro país”, expresó Isabel González Pérez, directora de la Editorial Cubaliteraria, durante la presentación de la séptima edición del proyecto Cuba Digital, en el marco de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH 2025).
“Este proyecto es una propuesta a la transformación de la tecnología, a democratizar el acceso a la literatura y preservar nuestro patrimonio cultural. Queremos expresar nuestra gratitud a los autores y lectores que confían en nosotros para llevar las historias adelante”, declaró González Pérez al tiempo que invitó a la audiencia a sumarse a las numerosas conferencias, talleres, paneles y presentaciones que sesionarán en este espacio y que “enriquecerán nuestro conocimiento y nos inspirarán a seguir adelante en la nueva era de la literatura”.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Enrique Pérez Díaz, director del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura, bajo el título La lectura digital en Cuba, en la que rememoró algunos de los objetivos fundacionales que vertebraron el proyecto, como la visualización de estilos diferentes, presentaciones, concurrencia de productores digitales, promoción lectora en nuevos formatos, alianzas estratégicas y zonas de descargas digitales.
“No
quisiera ser anecdótico pero debo serlo”, confesó justo antes de
embarcarse en un detallado recuento de la génesis de esta iniciativa:
“El proyecto se concibió en el espacio Cuba Digital y dentro del marco
de la Feria del Libro, como una encuesta para conocer cómo leían los
públicos, si la lectura digital les representaba un tabú o era negativa
para los libros físicos, según visiones un poco apocalípticas de algunas
personas. La encuesta también fue diseñada para reconocer cómo los
participantes leían en digital y al mismo tiempo evaluar el proyecto”,
explicó.
“Vale decir que el mayor volumen de encuestados recaía en los públicos universitarios, porque eran precisamente los estudiantes de la enseñanza superior quienes aplicaban la encuesta. Estos públicos tenían un alto nivel educativo digital. Recopilamos muchos datos útiles. Las estadísticas habían descrito las cinco ventajas principales de la lectura digital: la maniobrabilidad para leer en dispositivos portátiles; la actualidad de contenidos, (tema especialmente criticado al sistema editorial cubano, debido a la desactualización de fondos literarios y librerías; la diversidad de las propuestas; la posibilidad de armar per se, su propia biblioteca y el acceso a repositorios gratuitos", alegó Pérez.
“El cuadro de la encuesta, permitió deducir que el concepto de lectura ha evolucionado, muchos sectores la han desvinculado de las vías institucionales de promoción de la lectura, buscando medios alternativos. ¿Evolución? ¿Migración? ¿Éxodo? —cuestiona Pérez— A veces en los predios intelectuales se tiene el concepto de que en Cuba y el mundo existe una crisis absoluta de lectura, y de eso se ha investigado muy poco. La lectura se mueve en los cauces tradicionales, pero surgen colectivos de personas que se han asociado para leer de maneras diferentes. Poco a poco, notamos que ha cambiado el concepto de una biblioteca tradicional a la biblioteca anclada en redes o biblioteca ambulante. Es uno de los temas que siempre está en el tapete de la polémica".
Dentro del quehacer de Cuba Digital para insertarse en el universo digital, Enrique Pérez resaltó los colectivos que se desenvuelven en estos medios, como las comunidades de Instagram. Además el proyecto tuvo, en su quinto aniversario, la idea de lanzar el concurso de booktubers para premiar el mejor libro digital de editoriales cubanas.
Sobre los conflictos de la distribución y los circuitos que recorre el libro añadió: “A veces hacemos una obra tremenda y se nos queda entre las manos, luego viene un libro mediocre pero con una campaña genial y es un suceso. Hay que tener una mente más ecléctica”.
“La idea que debe regir nuestra institución es asumir la existencia de una nueva forma de lectura. Al liderar Cuba Digital un nutrido proceso de capacitación profesional, el panorama ha ido cambiado y se puede inferir que continuará cambiando. ¿Es lo digital un libro en el mundo o el mundo en un libro? No podemos frenar el desarrollo. No tenemos respuesta, lo mejor es que nos quedamos siempre llenos de preguntas”, concluyó.