En la 32 Feria del Libro en Isla de la Juventud, el aire aún
está cargado de expectación y entusiasmo.
El recinto ferial bulle con la promesa de descubrimientos literarios y
encuentros culturales, cuando se dedicada este año la feria a la poeta local Liudys Carmona Calaña, cuyas palabras de
agradecimiento tejieron puentes entre los lectores y la esencia misma de esta
segunda ínsula cubana.
Entre las actividades que resonaron figuró el auspiciado por el proyecto La Alambrada, iniciativa de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en el municipio
especial, para agasajar a Liudys. No solo como poeta, sino también como directora de la Editorial El Abra.
Casa editora pinera que también tenía motivos para celebrar. En la Feria Internacional del Libro de La Habana, sus títulos
habían brillado con luz propia. Dos obras en particular, Isla de los Pinos Siete Vidas
y Seis maneras de morirse de la risa,
escritas por Roberto Únger y José Manuel Pérez, respectivamente, fueron galardonadas
con el prestigioso premio La Puerta de Papel.
En el espacio Leer la Historia, organizado por la Unión de Historiadores y la Sociedad Cultural José Martí, se presentaban títulos que exploraban los recovecos del pasado. Entre ellos, destacaba la compilación Desclasificados, publicada por la editorial Alejandro del Centro Fidel Castro.
El Doctor en Ciencias Elier Ramírez, también diputado por Isla de la Juventud en la Asamblea Nacional, compartió anécdotas y reflexiones sobre la historia oculta de Cuba y el diferendo con los gobiernos de turno de Estados Unidos. El intercambio resultó de interés para quienes estaban ávidos por descubrir los secretos que yacen bajo la superficie de los acontecimientos oficiales.
Mientras tanto, en el pabellón infantil Tesoro de papel, la algarabía no cesaba. Los pequeños lectores se sumergían en mundos de fantasía, sosteniendo libros con manos ansiosas.
La banda de música, con sus notas alegres y contagiosas, mantenía el ritmo en la principal arteria comercial de Nueva Gerona. Los pasos de los visitantes se sincronizaban con la melodía.
Así transcurrió el tercer día de la feria, entre letras y acordes, entre homenajes y descubrimientos.