Editoriales territoriales: un viaje Entre el Mar y la Montaña
20 marzo, 2025 por
Dianelis Díaz Bueno (ACN)
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   El papel desempeñado por la Editorial El Mar y la Montaña se destacó este jueves en el inicio de la Feria del Libro en Guantánamo, durante el panel 25 años del Sistema de Ediciones Territoriales, espacio que se convirtió en un viaje de letras e identidad, desde la sala Aretusa de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
   Con más de 300 libros publicados, la editorial ha sido un faro cultural en Guantánamo, y demuestra que, incluso sin experiencia, es posible construir un legado que trasciende.  
   El Mar y la Montaña emergió en el año 2000, «desnudita de experiencia», como lo describe Mireya Piñeiro Ortigosa, una de sus fundadoras, aunque hubo un intento previo con la Fundación Boti.
   El proyecto arrancó con técnicos en poligrafía y un equipo que aun inexperto, sacó adelante su primer libro, un diccionario de escritores guantanameros vivos que marcó el inicio de un catálogo que hoy incluye desde poesía hasta narrativa local, y que enfrentó numerosos desafíos, como la dificultad de incluir autores no cubanos en sus inicios, señaló Piñeiro.
   Cecilia Elías Guerra, actual directora de la Editorial, destacó que el año 2000 fue fundamental para el bisoño sello, cuyo equipo creó libros con solapas y sobrecubiertas, detalles que hoy son parte de su sello distintivo.
   Con el financiamiento de Cultura y el Centro del Libro, y gracias a las impresoras Riso, extendidas entonces por casi todo el país, salieron a la luz títulos que parecían imposibles, y que sirvieron de aprendizaje, especialmente para aspectos técnicos como la importancia del tamaño de las letras, el diseño atractivo y las notas al pie, siempre pensando en la comodidad del lector.  
   La editorial se ha caracterizado por ser conservadora en el buen sentido: mantiene a sus fundadores y sigue comprometida con sacar a la luz a escritores noveles; este año, publicaron obras de Carla Gil, de la Asociación Hermanos Saíz, continúan con la promoción de los premios Regino Eladio Boti, y lograron publicar textos de los municipios guantanameros, 69 autores del territorio, donde se incluye una invidente, destaca su directora.
   El panel también subrayó el papel de otras editoriales territoriales, como Sed de Belleza, y Capiro, de Villa Clara, de las cuales Idiel García Romero, su director, narró la historia propia y esfuerzo, similar al Alto Oriente Cubano, y detalló en la importancia de no limitarse a lo local, sino de buscar un equilibrio entre lo territorial y lo universal.


   Otras, como Ediciones Loynaz y la colección «Raíces», de Pinar del Río, con más de 130 títulos publicados, junto con El Mar y la Montaña, demostraron la valía y alcance de una publicación territorial para los escritores de las provincias, los cuales encuentran en estas casas editoriales un espacio para la promoción de su trabajo, destacó Alberto Peraza Ceballos, escritor de la provincia pinareña.
   El Sistema de Ediciones Territoriales, que cumple 25 años, es fundamental para la difusión de la cultura local en Cuba, y aunque enfrenta problemas de masificación y escasez de insumos, mantiene viva la literatura en las provincias del país.


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