Donde hay datos hay verdad: el papel de la biblioteca pública cubana
De izquierda a derecha: Yeremis Pérez, Cira Romero, Rafael Acosta y Ania Hernández. Imagen de Enrique Smith

El panel «Una mirada a la primera biblioteca pública cubana desde el siglo XXI» tuvo lugar este 15 de febrero en la sala Lecturas en la red del Colegio Universitario San Gerónimo, en el contexto de la 31 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

El debate fue liderado por la ensayista y crítica literaria, Cira Romero Rodríguez, la Doctora en Ciencias de la Información, Ania R. Hernández Quintana y el director de la Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Rafael Acosta de Arriba.

El espacio permitió la confluencia de ideas sobre el pasado y el presente de las bibliotecas en la mayor de las Antillas, pues se centró en los principales antecedentes de la biblioteca pública cubana en el período prerrevolucionario, así como en la importancia de la transformación de estas instituciones actualmente, para contribuir al desarrollo de la sociedad.

La investigadora Cira Romero realizó un sucinto recorrido por la historia y trascendencia de la Biblioteca Pública de la Sociedad Económica de Amigos del País, la primera de Cuba, fundada el 11 de julio de 1793 y que contó inicialmente con 1402 volúmenes.

Asimismo, puntualizó sobre algunas particularidades de las instituciones bibliotecarias creadas en la época colonial y su repercusión en la vida cultural de la sociedad; y enfatizó en la significación de la biblioteca como lugar extraordinario para el trabajo investigativo.

Por su parte, la profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Ania Hernández, expresó que no se puede hablar de las 389 bibliotecas públicas de Cuba sin considerar la formación profesional. Argumentó que estos centros no son solo sus registros, sino también la labor de sus profesionales, los cuales han de estar a tono con el proceso de transformación digital que acontece hoy.

La especialista hizo énfasis en la necesidad de formar profesionales disruptivos que sean creadores de nuevas narrativas, fortalecedores del tejido social, cocreadores y reutilizadores de contenido, comunicadores de valores y líderes en la gestión de datos y la ciencia abierta.

El reto de nuestras bibliotecas en el siglo XXI, dijo, es convertir su sistema de metadatos en un sistema de datos humanísticos abiertos, que circulen digitalmente y lleguen a todas partes.

Hernández Quintana explicó a los presentes que el compromiso social de la biblioteca pública está absolutamente hermanado con los principios de la ciencia abierta en nuestro siglo, por lo cual se ha de revitalizar el papel de la información.

Además, los panelistas abordaron la urgencia de que Cuba, en medio de la transformación digital de cara al cumplimiento de la Agenda 2030, cuente con una política de Alfabetización Mediática e Informacional para beneficiar a su sociedad, cada vez más necesitada de ello debido a las condiciones actuales.

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De izquierda a derecha: Roberto Raez, Adalberto Santos (ambos de Ediciones La Luz); Yanelys Encinosa, del Centro Hispanoamericano de Cultura y Elizabeth Soto, de Ediciones La Luz. Fotografía de la autora.