Isla de la Juventud se convirtió por estos días en uno de los epicentros de las letras del 5 al 8 de marzo, en el contexto de la 33 Feria Internacional del Libro FILHCuba 2025, suceso cultural que trascendió la simple venta de libros para convertirse en espacio de encuentro entre la historia, el arte y la literatura.
Hoy, una gala en el anfiteatro Victoria de Nueva Gerona cerrará este evento cultural, que, bajo el lema Todo un país en libros, celebró los 25 años del Sistema de Ediciones Territoriales, reafirmó su compromiso con el fomento de la lectura como herramienta de identidad y resistencia cultural.
La jornada inaugural estuvo marcada por los ecos de significativas conmemoraciones como el centenario del Tratado Hay-Quesada, el aniversario 70 de la excarcelación de los moncadistas de Presidio Modelo y el 195 de la fundación de esta ciudad cabecera.
Escritores como Dulce María Sotolongo Carrington y Gustavo Vega Izquierdo, junto a las editoriales locales El Abra y Áncoras, presentaron al público obras que capturaron tanto la tradición literaria como los desafíos actuales de la sociedad cubana.
El Parque 15 de Mayo —convertido en el Pabellón Tesoro de Papel— ha vibrado por estos días con la energía de los más pequeños, donde cuentos como Yo soy el tartamudo, y otros clásicos incluidos en la revista La Edad de Oro transportaron a los niños a mundos de fantasía y aprendizaje.
No solo la literatura fue protagonista, pues los infantes también subieron al escenario para interpretar poesías y personajes. Esta especie de convite sirvió para convertir las palabras en vivencias llenas de color y alegría.
Encuentros de los autores con sus lectores en centros educacionales y laborales también pautaron la impronta de la fiesta de la letra impresa en el municipio especial.
Obras, como Crónicas desde el bohío y El lado sano de la lágrima, destacaron entre las novedades presentadas por las casas editoriales locales que distinguieron las actividades del tercer día, cargado de eventos que rindieron homenaje a la riqueza literaria y cultural cubana.
Al mismo tiempo, espacios como el Bohemia Café acogieron a aficionados de la poesía y la trova, mientras que tertulias como El Aleph resultaron ideales para homenajear a Jorge Luis Garcés Guerra, escritor, poeta, narrador y promotor cultural, a quien se dedicó la versión local de la Feria.
Las presentaciones de textos como Desde mi ínsula y Miradas al conflicto Estados Unidos-Cuba, de Elier Ramírez Cañedo, historiador, ensayista y académico, fueron puntos culminantes en los encuentros con estudiantes y profesores de la Universidad Jesús Montané, y en el espacio profesional dedicado a los historiadores.
Ambas obras revisitan acontecimientos históricos, conectándolos con los retos actuales del país. Paralelamente, talleres literarios, actividades infantiles y una amplia oferta editorial, que incluyó el acceso a títulos en formato digital, mantuvieron a los asistentes atrapados en un ambiente de aprendizaje y disfrute.
Hoy, entre los sucesos más significativos de la Feria, figuró la entrega de Ramírez Cañedo a la filial de la Unión de Historiadores de Cuba en el municipio especial de una copia del expediente registrado por el Senado de Estados Unidos, cuando el 13 de marzo de 1925 ratificó, por mayoría de votos, la soberanía de Cuba sobre Isla de Pinos después de 21 años de limbo jurídico.
Esta fiesta concluirá en horas de la noche con una gala cultural que promete ser un festín de arte y letras. Sudáfrica, como país invitado de honor, y los aniversarios que enmarcaron esta edición, han sido un recordatorio constante del poder de la literatura como puente entre generaciones y naciones.
Al cierre de estas jornadas, queda claro que la Feria Internacional del Libro no solo ha llenado de historias y conocimiento a quienes participaron, sino que también ha reafirmado la vigencia de la literatura como un faro en la vida cultural de Isla de la Juventud. Una vez más, los libros y sus historias nos recuerdan que no tienen límites ni fronteras.