Con un llamado a volver siempre a la literatura como fuente de saberes infinitos, y ante los retos impuestos por la colonización cultural, llegó a su fin este domingo la edición 33 de la Feria del Libro en Santiago de Cuba, iniciada el pasado 19 de marzo.
Al referirse al desarrollo del mayor evento cultural del país desde su apertura en la capital el pasado febrero, Juan Rodríguez, presidente del Instituto Cubano del Libro, significó la puesta a disposición del público de más de dos millones 400 mil libros físicos, y alrededor de tres mil digitales.
Destacó la venta de más de 10 mil 500 obras y asistencia de 900 mil personas, aproximadamente, muestra del interés sostenido de infantes y adultos por el infinito mundo de la lectura y el conocimiento.
«La Feria del Libro es ejemplo innegable de respeto a la identidad y diversidad, subrayó Rodríguez, y se presenta ante lectores e intelectuales nacionales y foráneos como una gran fiesta de las artes, las letras, la solidaridad y el amor fraternal entre países.
«Somos un pueblo culto, digno, libre y no nos rendiremos jamás, y quedó demostrado con el esfuerzo de quienes sortearon múltiples obstáculos para regalar a las familias este evento, que llegó a sedes, subsedes, centros de trabajo, estudio y comunidades», concluyó.
De manos de Beatriz Johnson, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba en la provincia, el agasajo a Virgilio López, poeta y ensayista, y Francisca López, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, intelectuales homenajeados este año, no se hizo esperar, por enaltecer los más auténticos valores de la cultura nacional.
Con la promesa de dedicar su 34 edición al centenario del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, la Feria del Libro se alista para explorar la obra imperecedera del líder y perfeccionarse como hermosa conquista de la Revolución Cubana.