Leer para creer. Una mirada veintiún años después
21 septiembre, 2023 por
Leer para creer. Una mirada veintiún años después
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No se trata de una saga de Dumas, aunque, en algún momento, la aventura pudo ser de capa y espada, porque fue un desafío sin precedentes para autores, editores, diseñadores y otras personas vinculadas al entorno del libro. Todos ellos hubieron de afanarse, desde el 2000, para estar a la altura de la inversión que puso en sus manos las facilidades con que hacer en verdad nacional el movimiento editorial cubano, hasta entonces focalizado, fundamentalmente, en La Habana. En todas las provincias se habilitaron dispositivos editoriales que sacaran a la luz, bajo la cual se lee mejor, sin duda, el amplio espectro autoral que, hasta entonces casi inédito, esperaba una oportunidad como aquella desde mucho tiempo atrás. Así nacía el Sistema de Ediciones Territoriales (SET).

Es cierto que las primeras tentativas tuvieron los usuales dolores del crecimiento (cierta faltade rigor en los catálogos, la huella de la improvisación local, un molesto aire de familia en los diseños, problemas con la distribución a lo largo del país debido a las exiguas tiradas), pero con el paso de los años fue posible apreciar un creciente grado de madurez expresado en la acuciosa selección de títulos, en el crecimiento de la profesionalidad con que muchas de esas editoriales diseñan sus planes y la promoción de los volúmenes que producen y de los autores con que trabajan, el buen gusto en las colecciones, cubiertas, interiores, y, también, un notorio interés en aprovechar no solo las vías promocionales propias de la galaxia analógica, sino las que ofrece el aún bastante inexplorado universo digital.

Hoy es posible afirmar, sin temor, que Cuba cuenta con varias casas editoriales que han superado el estigma de ser llamadas «provinciales» o «de provincia» para elevarse hasta sitios de privilegio dentro del sistema editorial del país, como atestiguan los múltiples premios de la Crítica o premios La Puerta de Papel, obtenidos por algunas de ellas. Ediciones La Luz (perteneciente a la Asociación Hermanos Saiz) y Ediciones Matanzas suelen ser las más reconocidas, pero igual me parece loable el trabajo de Ediciones Holguín, Ediciones Loynaz (Pinar del Río), Ediciones Santiago, Editorial Capiro y Sed de Belleza Editores (Santa Clara), cuyos catálogos reflejan no sólo lo mejor de la literatura cubana, sino incluso universal.

Veintiún años después seguimos en el empeño de llevar a los lectores un panorama amplio, diverso y enriquecedor de la literatura nacional para retarlos a adentrarse cada vez más en la experiencia de que leer, ya sea libros impresos o digitales, es una manera única de sobrevivir.

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